Como la gente del norte de Utah, vivimos en una relación con el gran lago Salado – una maravilla natural que nos ha formado el paisaje, ecosistema y cultura durante milenios. Hoy, esta conexión nos ofrece una oportunidad única de reflexionar sobre cómo podemos trabajar juntos para restaurar y proteger la belleza y salud de este ecosistema vital. Aunque hay desafíos, también hay la oportunidad de abrazar soluciones que ayudan tanto el ambiente como la salud y bienestar de nuestras comunidades.
El 20 de septiembre de 1977, las voces indígenas sonaron en la conferencia sobre desertificación de los naciones unidas, llamando para administración ambiental en tiempo real basada en un cambio fundamental en la visión del mundo. Sotsisowah (John Mohawk), un representante de la confederación Haudenosaunee, capturó esta llamada:
“Una estrategia de sobrevivencia debe incluir una teología de liberación – se puede llamarla una filosofía o cosmología si es querido… Si estos procesos continúan sin cesar y sin cambio en los cimientos del ideologia de los colonizadores, nuestra especie nunca se liberará de la realidad innegable que vivimos en un planeta de recursos limitados, y tarde o temprano explotaremos el ambiente hasta un punto que no puede renovarse”.
Estas palabras, dichas hace 47 años, continúan resonando hoy. La llamada al mundo de despertar – de reconciliarnos con nuestra conexión intrínseca con el mundo natural – queda relevante. Pero, en este momento, hay esperanza: si reconsideramos nuestra estratégia ahora, todavía podemos restaurar el equilibrio al ambiente.
La investigación muestra que nuestro ambiente no solo influye en la salud física, sino también en el bienestar cognitivo y neurológico. Los contaminantes como NO2 y PM10 por ejemplo, se han relacionado con volumen de cerebro reducido en las áreas relacionadas con la función cognitiva, particularmente en las comunidades alrededor del gran lago Salido. La exposición prolongada a contaminantes así, especialmente en áreas industriales, se ha relacionado con la debilidad cognitiva y las enfermedades como Alzheimer, mientras que la contaminación del aire también causa la neuroinflamación, contribuyendo a trastornos como el autismo y TDAH (ADHD).
Hoy, el gran lago Salido enfrenta niveles de agua peligrosamente bajo, los cuales amenazan el ecosistema natural y la industria local. Pero, queda tiempo de reflexionar y actuar. El lago continúa sirviendo como una parada vital de descanso para millones de aves migratorias. Al proteger esta biodiversidad rica ahora, imaginamos una futura más saludable para los generaciones que vengan.
La salud del ambiente está muy cercana a la salud de las comunidades. Al secarse el lecho del lago, más tormentas de polvo tóxico ocurran, empeorando la calidad del aire y amenazando la salud física y neurológica. Las condiciones respiratorias y neurológicas tienden a aumentar en estas circunstancias, lo que nos recuerda que la protección de ecosistemas naturales también nos cuida.
Al contemplar estos desafíos, vale considerar cómo asuntos ambientales cruzan con el salud comunitario en otra manera: la neurodiversidad. Así como el ambiente prospera en la biodiversidad, las comunidades también prosperan cuando abrazan a la neurodiversidad – las fortalezas y perspectivas cognitivas únicas que los individuos tienen. Individuos neurodiversos, incluyendo los con el autismo, ADHD, y otras diferencias cognitivas, frecuentemente ofrecen métodos creativos de resolver problemas que puedan ayudar a tratar algunos de los asuntos ambientales más urgentes.
Apoyar a estos individuos puede empezar con el fomento de ambientes – tanto en la educación como en el trabajo – que celebran sus esfuerzos en vez de verlos solamente como desafíos. La creación de espacios educativos más flexibles y adaptativos abre las puertas para individuos que procesan el mundo diferentemente. Esfuerzos colaborativos entre educadores, empresas y comunidades pueden asegurar que estos individuos son empoderados a dirigir en las áreas en que sus fortalezas únicas brillan.
La sostenibilidad ambiental, por ejemplo, beneficiarse de pensamiento innovativo. Muchos individuos neurodiversos sobresalen en la reconocimiento de patrones, resolución de problemas y estratégias irregulares. Al promover esos talentos, no solo proveemos oportunidades para estos individuos si no recibimos nuevas perspectivas en cómo resolver problemas complejos del ambiente.
Trabajando juntos así, los sistemas que motivan la colaboración entre individuos neurotípicos y neurodiversos pueden emerger, fomentando ambientes donde las perspectivas diversas son valoradas. Estos esfuerzos podrían empezar con la educación inclusiva, el consejo, y prácticas del trabajo que creen espacios donde los individuos neurodiversos prosperan. Cuando nos esforzamos por curar nuestro ambiente, tal vez también nos esforzamos por crear una sociedad donde las habilidades de todos son vistos como crucial para nuestro éxito colectivo.
También hay una oportunidad para reflexionar sobre los impactos emocionales y mentales de la degradación ambiental. Al reducirse el gran lago Salido, muchos se sienten lo que es descrito por los psicologías como “pena ambiental” – el daño de salud mental de ver la destrucción de nuestro paisaje natural. Esta pena se puede ver como una llamada a la acción, una invitación a cambiar la angustia colectiva por la curación y soluciones que miran al futuro.
Durante los milenios. La gente indigena ha entendido la conexión profunda entre la salud de la tierra y de la humanidad. Sus enseñanzas nos ofrecen guía mientras que reflexionamos sobre nuestras decisiones y consideramos un camino adelante donde tanto el ambiente como la sociedad prosperan en armonía. En vez de ver el planeta y otras personas como recursos para explotar, tal vez podemos empezar a explorar nuevas maneras de vivir que honren tanto el crecimiento económico como la administración ambiental. Como reflexiona el poema de Ford Madox Ford llamada “Footsloggers” (1915):
¿Qué es el amor de la tierra?
Ah, lo sabemos muy bien
Es algo que duerme un año, un día,
Un mes, algo que queda
Bien escondido y suave y inmóvil,
Y después toma
El corazón suave como una ola,
El cerebro suave como un trance,
La voluntad suave
Como un tornado, y después agita
El ser y alma entera…
Sí, el total del alma.
El Great Salt Lake se queda en un punto crítico, y la próxima generación va a ser formadora por su futuro. Soportando a los jóvenes y dándoles los útiles y sabiduría para guiar, “Class of 2025” puede dejar un legado de esperanza y renovación. Hay potencia para ellos para crear nuevas oportunidades con el guianza de los ancianos indígenas y ser apoyados de una comunidad unida.
Particularmente los niños son vulnerables a los efectos del daño al medio ambiente, nos ofrecen un punto de vista en que podemos imaginar un futuro mejor y saludable. Estudios prueban que reduciendo el uso de combustible fósil puede proteger el medio ambiente pero también improbar desarrollo del cerebro en los niños. Reduciendo toxinas del medio ambiente ofrece una manera de apoyar a la próxima generación.
Movimientos dirigidos por los jóvenes como los Viernes para el Futuro, inspirado por Greta Thunberg, ya han mostrado que las personas jóvenes están listos para actuar sobre el clima y los asuntos ambientales. La restauración del gran lago Salado puede llegar a ser un parte de su legado – una contribución al movimiento general de proteger el futuro de nuestro planeta.
Cuando reflexionamos sobre estos desafíos y oportunidades, una cosa se vuelve clara: este movimiento nos invita a levantarnos. Estudiantes, padres, maestros y profesionales – hay una invitación aquí de crear un futuro lleno de esperanza. Al juntarnos, obteniendo la sabiduría indígena y apoyando a nuestros jóvenes, podemos cuidar a una nueva generación de los que hacen cambios. El tiempo es ahora – para todos nosotros.