Profesor de University of Utah William Smith hizo dos preguntas durante su discurso virtual sobre el Mes de la Historia Negra en feb. 23: ¿Por qué necesitamos el Mes de la Historia Negra?” y “Por qué necesitamos historia negra?”
El discurso fue presentado por Shawn Newell, vicepresidente de Industrial Supply y copresidente del Diversity Council del Salt Lake Chamber y James Jackson III, presidente y fundador del Utah Black Chamber.
Smith abordó las preguntas, empezando con la historia de injusticia racial en los EE. UU. y el impacto que ha tenido en las personas de color.
“Un relato racista de la historia puede hacer que una persona falsamente crea que él o ella es superior. Un relato precia de la historia tiene la habilidad de curar e inspirar,” dijo Smith.
Smith sacó el tema del racismo científico, en que el describió como una parte difícil de la historia de este país.
“Mucho de lo que nosotros como ciudadanos en este país se basó en el racismo científico,” dijo Smith.
Dr. Samuel Cartwright no fue el primero en usar la ciencia para justificar el racismo, pero ideó algunos términos que ahora se reconocen como parte del racismo científico.
El primer término es drapetomanía. Según Smith, Cartwright creía que esto era una enfermedad mental y provocó que la gente esclavizada se huyera del cautiverio. Cartwright declaró en su artículo que los negros que fueran tratados muy bien o igual por sus amos desarrollarían drapetomanía. Según Smith, el tratamiento para la drapetomanía era los azotes.
El segundo término que Cartwright ideó fue disestesia aethiopica, o la predisposición de los negros a tener piel insensible, y esto los hacia perezosos. El tratamiento de esta supuesta enfermedad mental, otra vez, era los azotes. Smith dijo que los negros fueron tendidos en el suelo, enjabonados con aceite y luego azotados. Esto supuestamente estimuló la piel y les dio motivo a trabajar.
“Muchas personas que tenemos en una alta estima tenían este mismo tipo de mentalidad, por ejemplo, Thomas Jefferson,” dijo Smith. “Thomas Jefferson dijo que los negros huelen mal y no eran físicamente atractivos. Eran tontos, cobardes, incapaces de sentir tristeza y era necesario que durmieran menos.”
Smith se crio en Illinois y le enseñaron que tenía que amar a Abraham Lincoln, especialmente como una persona de raza negra. Fue en sus estudios de posgrado que aprendió que, aunque Lincoln estaba en contra de la esclavitud, era un supremacista blanco.
Smith habló sobre cuántos los líderes que tenemos en alta estima en la historia tenían muchas grandes cualidades, pero no eran inmunes a las malas.
“Debemos tener cuidado a quién celebramos. Necesitamos entender a la persona y sus puntos de vista,” dijo Smith.
Smith también saco el tema de la fatiga de las batallas raciales. Smith dijo que el racismo en contra de los negros es una crisis mundial de salud pública. Admitió que, durante los incidentes de George Floyd, tuvo unas cinco semanas con insomnio debido a lo que estaba viendo.
Smith describió la fatiga de la batalla racial como una sobrecarga psicológica, emocional y fisiológica. Es un estrés relacionado con la raza causado por gravar o exceder la disponibilidad mental y emocional, poniendo en peligro la salud y el bienestar de uno mismo.
“La fatiga de la batalla racial no es PTSD,” dijo Smith. “Es una herida repetitiva por el estrés relacionada con la raza. Va de la cuna a la tumba.”
Según Smith, existen varios síntomas de la fatiga de las batallas raciales.
Smith dijo que la mejor manera de ayudar es tener atención informada sobre el trauma, o como él dice, “las tres R.”
La primera cosa es darse cuenta de la necesidad de darse cuenta de la naturaleza sistémica e individual del racismo y cómo causa la fatiga de la batalla racial. El segundo es reconocer la necesidad de poder reconocer los síntomas de la fatiga de la batalla racial en amigos y familiares. El tercero es resistir los intentos sistemáticos, individuales e institucionales de volver a traumatizar la raza.