La primera vez que llegué al campus hace cuatro años fue un desastre. Aunque me advirtieron bastantes veces que estacionara mi carro en el campus antes de las 9:30 de la mañana, decidí que quizás no sería tan malo. Me di cuenta que de verdad todos estaban diciendo la verdad, y llegué tarde a mi primera clase de la universidad. Como era una chica de 18 años y un poquito insegura, suponía que todos me estaban juzgando, y me sentía peor cuando me introduje a alguien a mi lado como estudiante de primer año y respondió diciendo “Si, me di cuenta”. Recuerdo cuando llegué a mi carro cuando terminé mi día, casi disociada, completamente sorprendida por lo que acababa de pasar.
Sobre todo, no podía dejar de sentir que tal vez me había equivocado. Iba a la universidad y no tenía muchos amigos en el campus. Cuando veía en las redes sociales a amigos de la secundaria que estaban viviendo la experiencia universitaria “tradicional” en Utah State o en University of Utah, sentía que estaba fracasando. Que había olvidado un detalle importante al elegir la universidad donde estudiaría: la vida estudiantil.
Durante los dos años que siguieron, traté muchas cosas para encontrar esa sensación y esa estética que sentía que me faltaba. Pensé que las cosas iban a mejorar en mi segundo semestre, cuando estaba tomando una clase de ciencias generales con algunos de mis amigos de la escuela secundaria. Luego, pensé que por fin las cosas iban a satisfacer mis expectativas cuando me mudé a University Village con esos mismos amigos. Me lo pasé muy bien durante esa época, pero al final, las cosas seguían sin ser como yo quería.
En la primavera de mi segundo año, básicamente había abandonado mi idea de la universidad. Sólo necesitaba obtener mi título y aceptar que estaba anticipando un sentimiento que nunca llegaría. Pero, por ironía y a pesar de todo, fue cuando las cosas empezaron a mejorar. Entré en The Signpost como reportera de cultura después de haber trabajado en su Street Team como encargada de las redes sociales durante un semestre, y fue una de las mejores decisiones que jamás he tomado.
Durante mi tiempo en The Signpost, he tenido tantas experiencias maravillosas que la Megan de primer año nunca creería. Pude viajar y conocer San Francisco, Chicago, Nueva York y Filadelfia por primera vez. Pude entrevistar a Rainn Wilson en la primavera de 2024 cuando habló en la ceremonia de graduación. También pude asistir e informar sobre eventos interesantes como FanX y el Sundance Film Festival.
Y lo que es más importante, he encontrado a algunas de las personas más geniales, inteligentes y divertidas que jamás he conocido en mi vida. Mis amigos en The Signpost significan tanto para mí que es increíble pensar que no conocía a ninguno de ellos hace tan sólo unos pocos años. Empecé a darme cuenta poco a poco de que mi tiempo en Weber State University estaba comenzando a sentirse como esa “experiencia universitaria” que tanto había anhelado.
Lo siento cuando voy a comprar Swig con mis amigos, una actividad que (yo en mi primer año), seríia tan sorprendida saber que empecé hacer. Lo siento cuando nos reímos de un chiste interno hasta que nos duele. Lo siento cuando recuerdo todas las memorias que he creado, tanto las locas, como sobrevivir a un viaje de 13 horas a California, como las de cada día, como crear TikToks en nuestra oficina.
Es muy agridulce terminar este capítulo, pero me consuela saber que he conseguido amigos de por vida en estos últimos años. Les doy gracias a cada uno de ellos que por fin me dejaron vivir el tipo vida universitaria con el que había soñado todos estos años.
Todo esto para decir que espero que cualquiera persona leyendo esto se acuerde que no todos experimentan la universidad — de hecho , cualquier cosa en la vida — de la misma manera. Ser terco en la creencia que la vida tiene que ser de cierta manera nada mas va hacer que sientas que cada vez sea más difícil. Haz lo que sea correcto para ti y enfócate en lo que tu quieres hacer en este momento, y el resto vendrá.
Gracias a todos, otra vez — mis amigos, familia y profesores — quienes hicieron que Weber State se sentía como mi hogar. Espero sinceramente que nuestros caminos vuelvan a cruzarse en el futuro.