Encontrar un reloj en una clase de Weber State University no está siempre asegurado, e incluso cuando hay uno, no hay garantía de que muestre la hora correcta. Los estudiantes y el personal docente y administrativo tal vez se pregunten por qué ocurre esto.
Hace seis años, la Administración de Instalaciones de WSU tomó la decisión de renunciar a los relojes en las aulas.
El sistema original de relojes del campus se construyó en los años 60 con un viejo sistema de cableado. Los relojes estaban instalados y conectados a un sistema de alarma central, similar al sistema de timbres que la mayoría de escuelas secundarias estadounidenses usan. Ese sistema central y el cableado se hicieron viejos hasta el punto en el que los relojes no daban la hora correcta ni funcionaban bien.
Con la caída del sistema original de relojes tenían que tomar una importante decisión: invertir mucho dinero para renovar toda la instalación eléctrica, o renunciar a los relojes.
Jacob Cain, director de operaciones en la Administración de Instalaciones, consideró con cautela esta cuestión. Cain realizó encuestas para los estudiantes y docentes con el fin de determinar cómo estos preferirían que el dinero fuese usado, además de entender mejor cómo de importante los relojes eran para los profesores.
Algunos individuos dijeron que los relojes eran un elemento de gran importancia para un aula. O al menos así fue hasta que descubrieron cuánto dinero costaría el nuevo cableado.
Cain preguntó a estas personas si todavía elegirían tener un reloj en el aula aun sabiendo que todo ese dinero se restaría de otros proyectos. Una vez que los que apoyaban tener relojes contemplaron el hecho de que una renovación de la instalación eléctrica implicaría un coste estimado de un millón de dólares, el consenso general fue de prescindir de ellos.
Tras la eliminación del sistema original de relojes en edificios antiguos del campus, la instalación de relojes se convirtió en algo que cada departamento tenía que solicitar. Un sistema de gestión centralizado llamado Primex fue la alternativa al nuevo cableado. Primex permite que los relojes con batería se sincronicen entre sí, así como ajustarse automáticamente a los cambios de tiempo.
Cain dijo que aunque los relojes no han estado desde hace ya años, algunos profesores todavía envían solicitudes para tener uno en sus aulas cada pocos meses.
Muchos de los relojes están colocados en la parte de atrás de la sala, así que los estudiantes no los ven. La disponibilidad y acceso a los dispositivos portátiles que los estudiantes tienen hace que los relojes estén disponibles para ellos en todo momento. Sin embargo, la sensación de necesidad de estos es diferente para los instructores.
Laura Stott, instructora de inglés, escuchó que el uso de relojes Primex se implementó debido a que muchos profesores se estaban quejando de la ausencia de estos.
Algunos profesores como Rebekah Cumpsty, profesora asociada de inglés, afirmaron no haber notado la ausencia de relojes en absoluto.
Aunque las baterías de los relojes Primex han de ser reemplazadas cada pocos años, ha ayudado a reducir los costos de mantenimiento significativamente. El antiguo sistema de cableado para los relojes digitales costaba unos $40,000 mantenerlo. Quitarlos ha ahorrado a WSU una cifra anual estimada de $20-30,000.
Eric Buell, estudiante de primer año de WSU, recuerda haber visto relojes en todas sus aulas menos en una. Buell mencionó que utiliza con frecuencia los relojes en clase y que le molestaría la ausencia de estos.
Jean Norman, profesora asociada de medios de comunicación, hizo declaraciones similares diciendo que la presencia de los relojes es crucial para controlar su tiempo durante sus clases.
El reloj Primex en una de las aulas de Norman lleva unos doce minutos de retraso, lo que le causa mucha confusión. Para combatir la incertidumbre con la hora, Norman ha pegado una mascarilla en el reloj para evitar más confusiones.
De esta manera, la próxima vez que vaya a mirar la hora en clase, trate de ver si su aula tiene un reloj en la pared.
Nota del editor: Jean Norman, profesora de medios digitales, fue entrevistada por Gracie Stephenson para esta historia. Norman también es la asesora de The Signpost, aunque ella no corrige, aprueba ni confirma historias antes de que sean publicadas. El curso que imparte en EH 323 es una clase de comunicación que no está relacionada con The Signpost.