Para muchos de los que han nacido o han crecido en los EE.UU. y han vivido en dos o más culturas, saben de la dificultad de la división cultural.
El 28 de septiembre, la periodista y novelista Cristina García visitó Weber State University para una conferencia sobre la discusión de estos temas. Su conferencia fue parte de la serie del panel “Hurst Artist-in-Residence”.
En su conferencia, García explicó de la división de la cultura que ella experimentó cuando crecía.
“Yo sabía que cuando estaba con mi familia y en mi hogar, viví por un conjunto de reglas, regulaciones y expectativas, pero cuando salí afuera sin que nadie me dijera nada y tomaba el metro a mi escuela me di cuenta que esos mundos no tenían mucho que ver uno con el otro”, dijo García.
García nació en Havana, Cuba. Pero poco después, ella y su familia emigraron a la cuidad de Nueva York. No sólo ella se crió bilingüe pero creció en un hogar donde ella sólo hablaba español o como García dijo “un hogar conservador de Habana”.
No fue hasta los 30 años que se dio cuenta de que la vida en su hogar que ella trataba de mantener separado, se convirtió en la fuente de la creatividad y la narración. Para ella fue un privilegio y una ventaja de hablar español, y crecer en dos culturas diferentes.
García continuó, “Yo no pertenecía completamente en ambas culturas, y creo que ese sentimiento de intermediación es algo que muchos de nosotros que crecen en dos o más culturas están en constante navegación”.
Como nunca hubo comprensión o celebración de la multicultural, García comenzó a encontrar sus propias lealtades, para sentirse como pertenencia. Pero ahora siente que más personas tienen conversaciones acerca de esto, García manifestó que la noción de identidad ha llegado a ser más fluido, y menos rígida y categorizada.
Ella habló de la presión que se sentía para ser la traductora de su madre. “Yo era la cara para mi madre, fue difícil tratar de adaptar y navegar por un nuevo mundo, lenguaje y cultura”, dijo García.
A lo que le influenció a escribir, García dijo que eran los libros. Eran un escape para ella y un lugar para satisfacer su imaginación. Eran una manera para escapar de las demandas que estaba puesta “siento que cada gran libro tiene el potencial de cambiar su vida, grandes libros han cambiado mi vida muchas veces de maneras inesperadas”, dijo García.